Hace pocos años nació el término “Metrosexual”, Éste define al “nuevo hombre” del siglo XXI. Básicamente este nuevo varón es un “narcisista” que está “saliendo del closet”. El metrosexual es un tipo con dinero, que vive en la metrópolis, que le gusta vestirse con ropa ruidosa, se pinta las uñas, se cuida la piel, usa cremas, se pinta el pelo. Puede ser homosexual, heterosexual o bisexual. Eso no interesa. Lo que interesa es que el tipo se “guste” a sí mismo y lo importante es que no tiene miedo en hacerlo saber. En general se pasan mucho tiempo delante del espejo. Uno podría decir que está comenzando a salir del “closet”.
Al parecer los metrosexuales implican un problema para los gays, ya que se quejan de que cada vez es más difícil distinguir entre heterosexuales y homosexuales. Parece que lo único bueno es que los metrosexuales no son violentos y que antes, cuando se confundían y le decían gay a alguien hetero, usualmente recibían un buen golpe. Ahora en cambio les dicen: “sorry, soy heterosexual, pero gracias por el piropo”
La tendencia metrosexual, puede acabar con mañas tan desagradables como ver televisión con la mano en las güevas mientras dejan al aire libre su prominente abdomen. Para nosotras las mujeres significa un gran salto, jamás tendremos que volver a soportar sus pedos, eructos o besos con un desagradable tufo. Simplemente por que la noche anterior se jactó de cerveza y aun son las 10 de la mañana y no se han lavado los dientes. Con un novio metrosexual tenemos quien nos acompañe a ir de compras. Sin embargo, esta dicha solo la tendremos durante el noviazgo. No me pinto casada con un metrosexual, las peleas serían matutinas cada día discutiríamos por los cosméticos, revistas de moda y cremas para la piel. No soporto que alguien toque mis pertenencias y solo el día que me case podré librarme de los abusos de mi hermana; pero, si me uno a un metrosexual la disputa jamás acabaría. La verdad las características de estos “nuevos hombres” me asustan un montón y me hace dudar de su orientación sexual. No me imagino celando a mi señor esposo con la vecina y su esposo a la vez.
Aunque la imagen de los metrosexuales es impecable y sofisticada, sin duda alguna, prefiero al antiguo hombre macho desaliñado, con zapatillas de deporte y una prenda de cada color.
Difiero en todo. Ni tanto que queme el santo ni tan poco que no lo alumbre. Mejor un hombre varonil que conserve los estribos cuando de limpieza se trata. Punto.
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